¿Qué le pasa a mi planta? 5 problemas comunes y cómo solucionarlos (I)

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5 PROBLEMAS DE LAS PLANTAS SOLUCIONES

Hojas que se pudren de repente, bordes chamuscados, raíces marrones, flores lacias sin motivo aparente… ¿Te suena? Hoy analizamos nuestras plantas y te damos soluciones para 10 problemas comunes.

“Rafa, no sé qué le pasa a mi peperomia. Esta mañana he ido a quitarle el polvo a las hojas y tiene varias marrones, como si se estuvieran pudriendo. ¿Qué puede ser?”. Quien nos preguntaba, preocupada, por el estado de su peperomia obtusifolia es una de nuestras clientas. Seguro que tú también te has encontrado más de una vez con hojas que amarillean, manchas que no sabes a qué se deben o plantas que se secan porque se te ha pasado regarlas con la frecuencia necesaria. La falta de nutrientes y las enfermedades o plagas suelen ser los causantes más comunes, pero hay más y, a la hora de tratar una planta, es importante saber qué tiene para que el remedio que ponemos sea el correcto y corrija el problema en lugar de agravarlo.

Te ayudamos a identificar 5 problemas comunes de las plantas y te damos pautas para solucionarlos y que se vean tan lozanas y bonitas como siempre.

Exceso de riego o drenaje inadecuado: regar nuestras plantas en exceso – uno de los errores más comunes que cometemos sobre todo si somos principiantes en esto de la jardinería, por la creencia errónea de que todas las plantas necesitan mucha agua y riego diario – provoca, además del amarilleo y caída de las hojas, podredumbre en las raíces que, si se extiende, puede poner en peligro la supervivencia de la planta. Para evitarlo, riega cada planta según sus necesidades y recuerda que es mejor que pasen un poco de sed (un poco solo ¿eh?) al encharcamiento. Guíate por el peso: una maceta pesada indica tierra con agua. Si no están bien drenadas, el efecto es el mismo que el exceso de agua. Vigila que no se encharquen.

Falta de agua o de humedad: si regar demasiado es perjudicial para las plantas, dejarlas secar tampoco es que sea muy sano que digamos – salvo en algunas especies como las suculentas, cactus, peperomias o sansevieras, que necesitan que el sustrato se seque por completo entre riegos – por lo que deberás vigilar que tengan el agua suficiente, así como la humedad ambiental que necesiten (sobre todo en el caso de plantas de interior). Las hojas oscuras, quebradizas y que se arrugan por los bordes indican deshidratación. Para prevenirla, te aconsejamos sumergir la planta en agua unos minutos. Un buen riego es mejor que varios escasos. Si el ambiente es muy seco, pulveriza las plantas habitualmente o coloca bajo cada tiesto un platito con agua y piedrecitas. De este modo, la evaporación aumentará la humedad y las piedras aislarán la raíz, evitando que se pudra por encharcamiento.

Exceso de exposición al sol: la consecuencia más visible – y grave – de la sobreexposición al sol de nuestras plantas son las quemaduras en hojas y flores, pero no es la única. Si regamos cuando el sol da de lleno en nuestras plantas y la tierra está caliente, podemos cocer las raíces al echar el agua; por otro lado, si dejamos gotas de agua en las hojas, pueden actuar como lupa y que los rayos de sol las quemen más fácilmente. La exposición al sol en las horas centrales del día también deshidrata las plantas o puede quemarlas incluso aunque sean muy resistentes. Para evitarlo, riega en las horas frescas del día, no mojes las hojas ni las flores y, si tienes sol todo el día en la terraza o ventanas, protege las plantas en las horas de mayor insolación. Por si acaso.

Falta de luz natural: en el otro extremo encontramos las plantas que se deforman, se ahílan – es decir, se estiran de manera anormal, perdiendo su forma natural, al intentar captar la luz que necesitan para desarrollarse correctamente – o a las que se les decoloran y caen las hojas por falta de luz. Solucionarlo es relativamente sencillo – dependiendo del espacio que tengamos en casa y de la orientación de nuestras ventanas – ya que lo único que tenemos que hacer es mover la planta a un lugar con más luz. Eso sí, vigilando siempre que le llegue la luz tal y como la necesita (filtrada, directa, sombra clara, semi sombra…).

Exceso de nutrientes: aunque tendemos a pensar que cuanto más abonemos las plantas, mejor, lo cierto es que éste es uno de los mitos sobre jardinería más dañinos, ya que un exceso de fertilización o abonado puede provocar la muerte de la planta, así como manifestarse a través de quemaduras en las hojas y las raíces de la misma. Para evitarlo, nada más sencillo que respetar los periodos, frecuencia y cantidades que indica el fabricante en el envase del producto.

Presta atención a las señales que te envían tus plantas para ir mejorando poco a poco los cuidados y que siempre estén sanas y bonitas. En el blog y en nuestro Facebook te damos consejos periódicamente. Y ya sabes que, si tienes dudas, estaremos encantados de responderlas.

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